miércoles, 17 de septiembre de 2014

Cifras inverosímiles

Por: Fernando Rospigliosi

En setiembre de 2014 el Comité Estadístico Interinstitucional de la Criminalidad – CEIC- del gobierno peruano presentó una nueva versión de la tasa de homicidios en el Perú. Las cifras difieren radicalmente de las que han venido entregando los gobiernos peruanos –incluyendo el de Ollanta Humala hasta el 2012- ante el Observatorio de la Organización de Estados Americanos (OEA).

En el gráfico siguiente, la línea azul representa la tasa de homicidios por cien mil habitantes “antigua” –por llamarla de alguna manera- que entre 2005 y 2011 pasa de 11 a 24.1.


La tendencia coincide con lo que se ha podido observar en la realidad, dado que alrededor de 2008 y 2009 se extienden dos modalidades de delitos casi inexistentes antes, la extorsión y el sicariato, que han cobrado un elevado número de víctimas mortales. También se incrementan los robos violentos y otros delitos que también producen víctimas fatales.

Naturalmente se pueden discutir la exactitud de las cifras, pero la tendencia parece coincidir con la realidad.

Sin embargo, los nuevos datos del gobierno son, a todas luces, inverosímiles (línea roja). El recalculo de la cifra del 2011 pasa de 24.1 a 5.4, es decir, una quinta parte del anterior. El primer dato pudo estar quizás exagerado pero ¿a tal punto? Muy difícil de creer.

En segundo lugar, parece evidente que la tasa de homicidios ha aumentado desde 2008 y 2009 por las razones expuestas. Si el 2011 la tasa era de solo 5.4 ¿cuánto era una década atrás? ¿Acaso teníamos tasas holandesas o japonesas de 1 ó 0.3? Es absurdo, difícil de creer.

Las mismas cifras oficiales de aquella época muestran tasas de entre 4 y 5 homicidios por cien mil habitantes a principios de la década pasada. Es asombroso que esa misma tasa se mantenga hasta el 2011.

Por último, las cifras actuales nos sitúan en el continente con una tasa de homicidios inferior al e países tradicionalmente más pacíficos, con menos delincuencia y violencia –y que no son los primeros productores de cocaína en el mundo- como Uruguay y Costa Rica. Inverosímil.

Al parecer el gobierno quiere cambiar la percepción de inseguridad presentando cifras que nos hagan percibir que estamos en el mejor de los mundos.

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