Señor
general (r) Daniel Urresti
Ministro
del Interior
Ante su
invitación a dialogar sobre los problemas de la seguridad ciudadana, como
reacción a nuestro pronunciamiento del viernes 18 de julio, al que titulamos Liderazgo
y voluntad política para la seguridad ciudadana, hecho público en vísperas
del discurso del Presidente de la República ante el Congreso, le señalamos que,
dado que nuestro pronunciamiento iba dirigido como un llamado al Presidente, en
respeto a su investidura, esperaríamos su mensaje y según él fijar un punto de
vista. Nos hemos reunido y esta es nuestra respuesta.
Acaso
convenga volver a reiterar quienes somos. Dijimos en nuestro pronunciamiento
“nos constituimos como un grupo ciudadano que se esforzará por hacer el
seguimiento acucioso de la crisis de la seguridad ciudadana, sensibilizar
a las instituciones y la opinión pública sobre la gravedad de la situación y
exigir a las autoridades cumplir con seriedad las responsabilidades que han
asumido.”
Solo
somos un grupo de ciudadanos. Nada más. Ni defendemos ninguna gestión anterior,
ni tenemos ninguna adversidad especial con la actual. Queremos asumir
el deber de hacer un “seguimiento acucioso de la crisis de la seguridad
ciudadana que nos agobia”, pero también ejercer nuestro derecho de exigir a las
autoridades un tratamiento serio y responsable del tema. No debe olvidarse: los
mandantes somos los ciudadanos, las autoridades, aun las de más alto nivel,
solo son mandatarios. Y sí, pedimos cuentas, sin animadversión ninguna, pero
pedimos cuentas. El buen salario que se les paga se devenga de los impuestos de
todos. Tenemos derecho a exigir resultados.
El
problema de la inseguridad y del crimen es un problema muy serio. Están en
juego la vida, la paz, la seguridad y el patrimonio de todos nosotros. Eso está
en el origen del pacto estatal y de la vida civilizada. No estamos dispuestos
nosotros, ni juntos ni cada uno por separado, a hacer de esto un torneo de
puyas o denuestos, más o menos vulgares, a ironías
fáciles, que deriven en espectáculo para las tribunas. No. Solo queremos
discutir seriamente el problema: sus indicadores, la idea estratégica, un plan.
Invitamos a todos a hacerlo así, dándole a este intercambio la seriedad que de
verdad merece la seguridad de los peruanos.
En
nuestro documento inicial le pedíamos al señor Presidente de la República
sincerar las cifras de la criminalidad en el Perú, en el nivel en que se
encuentren. A cambio de ello hemos recibido lo mismo que habíamos percibido con
anterioridad y que había generado nuestra preocupación: cifras falsas o
engañosas o inverosímiles. En documento anexo le hacemos llegar nuestra lectura
de ellas. Sabemos que, cuando menos en un caso, el asesor presidencial en
materia de seguridad ha tomado distancia de la misma. Un “error”, ha
dicho. Pero la incluimos porque le hemos escuchado a usted a través de la
televisión intentar validarla nuevamente. En tal sentido le pedimos, antes de
sostener cualquier conversación directa –a la que por otra parte estamos como
grupo totalmente dispuestos- nos haga llegar el detalle de las cifras de las
que hablamos. Solo un diálogo fundado en un piso común de información
compartida, en el nivel en que se encuentre, puede ser relevante y productivo.
Usted la ha entregado en parte a la prensa, o cuando menos ha dado la imagen de
entregarla. Nos comprometemos a revisarlas cuidadosamente y hacerle saber
nuestra opinión.
También
solicitamos en nuestro comunicado ante la inminencia del mensaje presidencial,
“un estado veraz de la situación, junto con el rumbo y la estrategia con que
habremos de lograr la seguridad ciudadana con gobernabilidad democrática”. No
hemos visto eso en el discurso del Presidente ante la representación nacional.
Y, luego de decir en un par de oportunidades que no se requería un plan sino
acciones, le hemos escuchado a usted decir después que ese Plan ya existe. Ese
Plan sería el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana 2013-2018. En un segundo
documento anexo le hacemos llegar nuestras interrogantes sobre el estado de
dicho Plan. Todo lo allí dicho puede resumirse en tres preguntas: ¿Cuánto se ha
avanzado? ¿Cuánto y en qué hemos retrocedido? ¿Cómo se piensa ahora resolver el
déficit de personal policial disponible que dicho Plan había advertido como
preocupación principalísima? En la actual situación, no está demás llamar su
atención sobre el Segundo Censo Nacional de Comisarías, de enero del año en
curso, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística e
Informática, que ofrece información muy relevante, y muy preocupante, sobre el
tema que nos ocupa.
Finalmente,
señor general (r) Urresti, deseamos que, para cuando se programe la
conversación a la que usted nos invita, se incluya también en la agenda de la
misma, además de todo lo ya dicho, un punto en el cual nuestro grupo pueda
explicarle a usted, con el mayor respeto y cordialidad posibles, por qué consideramos que no debe ser Ministro del Interior. A las razones ya expuestas
por la señora Margarita Patiño viuda de Bustíos, queremos reiterarle
las que nos llevaron a pedirle al Presidente en nuestro comunicado, su
licenciamiento.
Reciba
usted nuestro saludo respetuoso.
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