sábado, 9 de agosto de 2014

Respuesta a Urresti: CIFRAS CONSISTENTES PARA UN DIÁLOGO PRODUCTIVO

Señor general (r) Daniel Urresti

Ministro del Interior

Ante su invitación a dialogar sobre los problemas de la seguridad ciudadana, como reacción a nuestro pronunciamiento del viernes 18 de julio, al que titulamos Liderazgo y voluntad política para la seguridad ciudadana, hecho público en vísperas del discurso del Presidente de la República ante el Congreso, le señalamos que, dado que nuestro pronunciamiento iba dirigido como un llamado al Presidente, en respeto a su investidura, esperaríamos su mensaje y según él fijar un punto de vista. Nos hemos reunido y esta es nuestra respuesta. 

Acaso convenga volver a reiterar quienes somos. Dijimos en nuestro pronunciamiento “nos constituimos como un grupo ciudadano que se esforzará por hacer el seguimiento acucioso de la crisis de la seguridad ciudadana, sensibilizar a las instituciones y la opinión pública sobre la gravedad de la situación y exigir a las autoridades cumplir con seriedad las responsabilidades que han asumido.”  

Solo somos un grupo de ciudadanos. Nada más. Ni defendemos ninguna gestión anterior, ni tenemos ninguna adversidad especial con la actual. Queremos asumir el deber de hacer un “seguimiento acucioso de la crisis de la seguridad ciudadana que nos agobia”, pero también ejercer nuestro derecho de exigir a las autoridades un tratamiento serio y responsable del tema. No debe olvidarse: los mandantes somos los ciudadanos, las autoridades, aun las de más alto nivel, solo son mandatarios. Y sí, pedimos cuentas, sin animadversión ninguna, pero pedimos cuentas. El buen salario que se les paga se devenga de los impuestos de todos. Tenemos derecho a exigir resultados.

El problema de la inseguridad y del crimen es un problema muy serio. Están en juego la vida, la paz, la seguridad y el patrimonio de todos nosotros. Eso está en el origen del pacto estatal y de la vida civilizada. No estamos dispuestos nosotros, ni juntos ni cada uno por separado, a hacer de esto un torneo de puyas o denuestos, más o menos vulgares, a ironías fáciles, que deriven en espectáculo para las tribunas. No. Solo queremos discutir seriamente el problema: sus indicadores, la idea estratégica, un plan. Invitamos a todos a hacerlo así, dándole a este intercambio la seriedad que de verdad merece la seguridad de los peruanos. 

En nuestro documento inicial le pedíamos al señor Presidente de la República sincerar las cifras de la criminalidad en el Perú, en el nivel en que se encuentren. A cambio de ello hemos recibido lo mismo que habíamos percibido con anterioridad y que había generado nuestra preocupación: cifras falsas o engañosas o inverosímiles. En documento anexo le hacemos llegar nuestra lectura de ellas. Sabemos que, cuando menos en un caso, el asesor presidencial en materia de seguridad ha tomado distancia de la misma. Un “error”, ha dicho. Pero la incluimos porque le hemos escuchado a usted a través de la televisión intentar validarla nuevamente. En tal sentido le pedimos, antes de sostener cualquier conversación directa –a la que por otra parte estamos como grupo totalmente dispuestos- nos haga llegar el detalle de las cifras de las que hablamos. Solo un diálogo fundado en un piso común de información compartida, en el nivel en que se encuentre, puede ser relevante y productivo. Usted la ha entregado en parte a la prensa, o cuando menos ha dado la imagen de entregarla. Nos comprometemos a revisarlas cuidadosamente y hacerle saber nuestra opinión.

También solicitamos en nuestro comunicado ante la inminencia del mensaje presidencial, “un estado veraz de la situación, junto con el rumbo y la estrategia con que habremos de lograr la seguridad ciudadana con gobernabilidad democrática”. No hemos visto eso en el discurso del Presidente ante la representación nacional. Y, luego de decir en un par de oportunidades que no se requería un plan sino acciones, le hemos escuchado a usted decir después que ese Plan ya existe. Ese Plan sería el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana 2013-2018. En un segundo documento anexo le hacemos llegar nuestras interrogantes sobre el estado de dicho Plan. Todo lo allí dicho puede resumirse en tres preguntas: ¿Cuánto se ha avanzado? ¿Cuánto y en qué hemos retrocedido? ¿Cómo se piensa ahora resolver el déficit de personal policial disponible que dicho Plan había advertido como preocupación principalísima? En la actual situación, no está demás llamar su atención sobre el Segundo Censo Nacional de Comisarías, de enero del año en curso, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática, que ofrece información muy relevante, y muy preocupante, sobre el tema que nos ocupa.

Finalmente, señor general (r) Urresti, deseamos que, para cuando se programe la conversación a la que usted nos invita, se incluya también en la agenda de la misma, además de todo lo ya dicho, un punto en el cual nuestro grupo pueda explicarle a usted, con el mayor respeto y cordialidad posibles, por qué consideramos que no debe ser Ministro del Interior. A las razones ya expuestas por la señora Margarita Patiño viuda de Bustíos, queremos reiterarle las que nos llevaron a pedirle al Presidente en nuestro comunicado, su licenciamiento.


Reciba usted nuestro saludo respetuoso.

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